miércoles, 16 de septiembre de 2009

Guía sobre las botas IV: Uso y mantenimiento

(Antes de seguir, reitero mis disculpas por haber tardado tanto en publicar una entrada nueva, pero he andado realmente ocupado últimamente y no he tenido nada de tiempo para escribir. Confío en que a lo largo de esta semana pueda publicar unas cuantas entradas que tengo en tareas pendientes, y ya sin más demora, continúo).

Si tras mucho devanarse los sesos escogiendo una bota por fin nos hemos hecho con una, debemos tener en cuenta unos sencillos conocimientos respecto a su uso y mantenimiento si queremos que nos duren muchos años y no pierdan prestaciones con el paso del tiempo.


1. Consideraciones sobre su uso.

Pocos apuntes hay que decir respecto al uso de las botas que no se sepan ya:

  • Debe quedar entre uno y dos centímetros entre la punta de nuestros dedos y la de la bota.
  • Las uñas deben estar bien cortadas para no clavárnoslas o herirnos con la punta de las botas.
  • Es muy importante atarse bien los cordones de forma que quede inmóvil el pie, y a la vez permita la libre circulación de la sangre (cuanto más sueltas estén las botas, más heridas aparecerán).
  • Volver a atar los cordones transcurrido cierto tiempo de actividad puesto que se aflojarán con nuestro caminar (especialmente en terrenos escarpados), y tirar de los calcetines para que ciñan bien puesto que con el uso se habran deslizado en nuestro pie.
  • Utilizar un calcetín grueso y preferiblemente sintético para que evacue mejor el sudor, y cambiarlo regularmente para mantener el pie seco.
  • Para prevenir las ampollas podemos colocarnos una pequeña tira de esparadrapo en el talón o utilizar un segundo calcetín fino de seda.
  • Utilizar polainas cuando vayamos a caminar por nieve profunda y con crampones.
  • Los crampones debemos colocárnoslos antes de empezar a utilizarlos, y SIEMPRE que sean de un tipo adecuado a nuestra bota.
  • Una vez hemos llegado al refugio, cambiarnos de calzado para relajar los músculos de las piernas y aliviar los pies.
  • Si tus pies sudan bastante, conviene utilizar un spray antitranspirante para pies que los dejará bastante secos.
  • Cuando no haya nieve, evitar en la medida de lo posible caminar fuera de las sendas habilitadas para minimizar el impacto sobre el ecosistema.

También es interesante conocer que en función de como sea la forma de nuestro pie (más cavo o más plano), podremos elegir la presión que ejerza la bota modificando la lazada de los cordones para tener un ajuste óptimo.




La imagen 'A' muestra como atar los cordones para un perfil de pie cavo. En vez de hacer la lazada cruzada en cada anilla, en la zona del empeine pasar los cordones por dos anillas seguidas para aliviar la presión.

La imagen 'B' muestra como atar los cordones para un perfil de pie plano. A la lazada cruzada convencional, hay que rizar los cordones para que ejerza más presión al empeine. Cuantas más vueltas, más apretado estará.


2. Consideraciones sobre su mantenimiento.

Por lo general, los cuidados se dividen en tres fases, antes de la actividad, durante el transcurso de esta, y al terminar.

2.1. Antes de la actividad:
  • Revisar que no presenten deterioro en su tejido/carcasa y costuras (si las tiene).
  • Revisar que están perfectamente secas y no hay zonas húmedas (incluyendo a los cordones).
  • Revisar que el velcro y las cremalleras (si tiene) funcionan perfectamente.
  • Revisar que no hay daños en los cordones o tienen restos de vegetación, y que cumplen correctamente su función.
  • Revisar que no haya piedras incrustadas en la suela ni restos de suciedad (dado que pueden afectar a la impermeabilidad).

2.2. Durante la actividad:
  • Evitar si podemos, arrastrar los pies al caminar para minimizar la abrasión en la suela.
  • Evitar en la medida de lo posible, los arañazos causados por los roces con las rocas afiladas en los cantos, punta y empeine.
  • Prestar especial atención al caminar con crampones para prevenir cualquier pinchazo indeseado.
  • No tirar las botas al suelo del refugio o de la tienda, especialmente si son rígidas.
  • No exponerlas cerca de fuentes de calor como hornillos o radiadores (aunque sea para secarlas) para evitar daños en la suela y deterioros en su tejido/carcasa o que se prendan.
  • No dejarlas a la intemperie por la noche mientras dormimos (animales o factores meteorológicos como el rocío, una lluvia o nevada inoportuna nos las pueden dejar hechas una pena)
  • Se debe tener cuidado con los líquidos grasos y el aceite, que en caso de macharlas pudren el cuero y terminan con el tratamiento impermeable (además de dejar una macha oscura que afectará a la estética).
  • Aunque las botas tienen Gore-Tex u otros tratamientos impermeables, no son 100% infalibles y con el uso y el tiempo pueden terminar calando (aunque sea la capa más externa de la bota). Se debe evitar el pisar los charcos, caminar por los ríos de poco fondo y caminar por nieve profunda sin polainas.
  • Para ahorrarnos limpiar el tejido o que se deteriore la impermeabilización, evitar pisar barro y los excrementos de los animales.

2.3. Después de la actividad:

Una vez en nuestro hogar, lo primero que debemos hacer es dejar que las botas se sequen antes de limpiarlas a fondo y renovar el tratamiento hidrofugante. Para un correcto secado, es conveniente retirar los cordones y la plantilla. En caso de tener botín interno extraerlo también, y si tiene una polaina integrada, abrirla y desplegarla lo máximo posible.

El secado siempre debe hacerse de forma natural, y NUNCA gracias a la exposición de las botas a fuentes de calor como el sol, un hornillo o un radiador puesto que estropearán el cuero al hacerse de forma tan rápida, quedando este duro y acartonado. Además, los rayos UV del sol decoloran el material. En su lugar, podremos acelerar el proceso dejándolas en un lugar ventilado y a la sombra donde el aire circule de forma natural, e introduciendo papel de periódico, papel de cocina, papel higiénico o cualquier otra cosa absorbente que podamos retirar con facilidad una vez comprobemos que se haya humedecido.

Cuando estén secas, quitaremos los restos de vegetación que se hayan enganchado en los cordones, las piedras que se puedan haber incrustado en la suela y cualquier otro resto que podamos quitar con las manos. Después, atacaremos la suciedad con agua a temperatura ambiente armados con un trapo humedecido, y ayudados de un cepillo de cerdas blandas si las manchas son rebeldes (si nos pasamos con la dureza de las cerdas podremos deteriorar el tejido). Si las manchas son muy difíciles de quitar, existen productos específicos para la limpieza de calzado, NUNCA se debe meterlas en la lavadora, y NUNCA se debe utilizar jabón. En la lavadora podemos destrozarlas con las rotaciones del tambor, y con el jabón se estropea el tratamiento hidrofugante y hace que al renovar este no se impregne correctamente.

Una vez limpias, podemos renovar el tratamiento hidrofugante solo si hemos notado que la bota ha perdido impermeabilidad. El tratamiento no debe consistir en cera o grasa animal porque inutilizaremos la transpiración de la membrana y dañaremos el tejido (abusar del tratamiento no garantiza tener unos resultados óptimos). Este tratamiento se aplica mediante un spray o una esponja a lo largo de todo el cuero de la bota, y lo comercializa principalmente Nikwax. Aquellos que miran bastante la estética de su calzado, deben pensárselo dos veces antes de aplicarlo puesto que oscurece bastante el color. Una vez aplicado, dejarlas secar y volver a colocar los cordones, botín y plantilla.

Para mantenerlas bien guardadas, podemos introducir un par de sobrecitos de gel de sílice e incluso con una horma de plástico o madera para mantener la forma de nuestro pie y evitar que se deforme.

Si con el paso del tiempo o tras largos periodos sin usarlas percibimos que la piel esta rígida y acartonada, debemos hidratarla con algún producto específico para tal fin.

Si la actividad es prolongada, en el refugio o la tienda de campaña no tendremos acceso a tantos lujos para la limpieza y su secado. Para acelerarlo mínimamente, debemos tener las botas dentro de la tienda o en la habitación del refugio (si es posible), e introducir las plantillas, calcetines, cordones y el botín (si lo tiene) dentro del saco de dormir junto a nosotros.

Como la bota seguramente este empapada y sucia, salvo en caso extremo no es buena idea introducirla en el saco de dormir puesto que puede empaparlo, mancharlo, o que se enganchen los remaches y se rasgue el saco. Hacerlo dentro de una bolsa de plástico no la secará debido a la condensación que se producirá en su interior ya que las bolsas son impermeables. De nuevo, también podemos servirnos del empleo de papel absorbente (en este caso papel higiénico), pero solo es recomendable si disponemos de abundantes reservas de este.

* * *

Aquí concluye esta cuarta y última entrega de la guía sobre las botas (Si crees que puede mejorarse esta guía añadiendo o modificando la información, ¡no dudes en participar!)

Espero que haya servido de ayuda para aquellos que están dudosos en la tediosa decisión que supone la compra de unas botas, y para aprender o repasar los conocimientos de aquellos que ya las tienen (entre los cuales me incluyo).

¡Un saludo y a disfrutar de la montaña!



Bibliografía e imágenes de la guía:

- Balmat
- Sistema central
- Bestard
- Landher
- Barrabes
- Revista oxígeno

(...y mucho Google).

Links relacionados:

- Guía sobre los crampones

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