lunes, 15 de febrero de 2010

Review: Deuter Air Contact pro 60+15L

Como las salidas que hago suelen durar por lo general entre dos o tres días mínimo, buscaba una mochila todoterreno, cómoda, y de bastante capacidad, para poder llevarme la casa a cuestas y no morir en el intento.

Cuando compré esta mochila hace un par de años, no era tan minucioso como lo soy ahora con el material, simplemente me acerqué a mirar los modelos disponibles en diferentes tiendas para comprar la que me pareciera mejor y probablemente hoy hubiera escogido otra. El caso es que al final mi elección fue la mochila Deuter Air Contact Pro 60+15L, de la que me dispongo a hablar a continuación.

La marca Deuter cuenta con una larga historia de productos de alta calidad, y la ingenieria germana se nota. De entrada, una cosa que llama la atención respecto a otros modelos de mochilas del mercado son los detalles que tiene, su excelente acabado, la robustez de los materiales en los que esta fabricada y la facilidad de las cremalleras para deslizarse y que nunca se me han atrancado.

El tejido exterior varía segun las zonas aunque el factor común es su resistencia a la abrasión, y un doble tejido por debajo del exterior. En gran parte de la mochila, el tejido tiene un revestido interno que le otorga cierta impermeabilidad, y ripstop para evitar que se rasgue.

La mochila está disponible en dos colores (en otros volúmenes el color varía):


Granite/black (Gris)


Anthracite/fire (Rojo)


Empezando por arriba, la seta de la mochila es una maravilla. En su exterior, en la parte superior cuenta con cuatro anillas de plástico pensadas para introducir dos correas y transportar con facilidad objetos ligeros (una esterilla por ejemplo).

En el dorso se puede encontrar una anilla y un par de clips para convertir la seta en una pequeña mochila mediante unas cintas que vienen incluidas en su compra, puesto que la seta es extraible. Esta idea viene genial para ataques permitiendo llevarte lo justo contigo y dejar todo lo demás abajo, en lugar de llevarte la mochila medio vacia teniendo que cargar con peso innecesario. No obstante, también hay que decir que las cintas son muy finas y si se llevan cosas pesadas pueden clavarse en los hombros y no resultar demasiado comoda.




En esta misma parte se puede ver una etiqueta con el código de seguridad alpino que Deuter suele incluir en la mayoría de sus mochilas, y que puede sernos de utilidad en una emergencia.




La seta posee un bolsillo bastante amplio, y dentro de este hay otro más pequeño de forma plana y un cordino con un gancho. El volumen rondará los 8 o 10 litros.




Continuando con el resto de elementos de la mochila, además de sus 60L como su nombre indica, tiene un anexo que podemos plegar o desplegar a nuestro antojo y añadir 15L más. Para que el cierre sea más preciso, hay un doble cierre de las cintas a diferentes alturas, y una cinta compresora unida mediante un clip que cruza la mochila desde su parte frontal a su parte trasera.






Sirviendome de las fotos anteriores, de paso puede verse el sistema de transporte del piolet. La mochila posee dos correas en su parte baja y dos tiras con velcro en su parte frontal. De esta forma, el piolet quedará inmovil y podremos retirarlo rápidamente. Si queremos que quede totalmente firme (de la otra manera puede bailar un poco), se puede meter este por debajo de las correas tensoras laterales, aunque hacer esto nos restará agilidad para sacarlo.

Continuando con los detalles exteriores, destaca en su parte frontal el bolsillo plano con cremallera termosellada y dos cintas cosidas a lo daisy chain para mosquetonar lo que consideremos oportuno, si bien considero estos elementos un tanto innecesarios puesto que no es una mochila -al menos en este volumen- idónea para escalar y llevar el material mosquetonado de forma supuestamente accesible.

A los lados del bolsillo frontal, hay dos clips para tensar la mochila y comprimir los bolsillos laterales. Dichos bolsillos se pliegan y despliegan mediante un sistema de acordeón, y contarán con otros 8 o 10L, aunque hay que decir que si llenas a tope estos bolsillos restarán capacidad a la mochila, y de forma inversa si la mochila está a reventar apenas podras meter nada en estos. No son por denominarlos de alguna forma, "independientes"






Debajo de estos y a la altura del hueco habilitado para el saco de dormir, hay también otro par de bolsillos exteriores regulados mediante cintas con hebilla, y que resultan de especial utilidad para meter en ellos los bastones, una botella o cualquier elemento que convenga tener a mano.

En su parte baja sobre el bolsillo para el saco de dormir, hay dos correas que podemos emplear para tensar la mochila y comprimirla, o bien para transportar algo pesado como una tienda por ejemplo.




Finalmente abajo del todo, nos encontramos con el bolsillo que guarda el protector de lluvia (que está incluido en esta mochila) y que se adapta a la perfección al contorno de la misma.




Ya en el interior de esta, nos encontramos con un hueco de forma más o menos cilindrica con un volumen considerable, las varas de aluminio que componen el armazón, un bolsillo para meter una camelbag (a sujetar mediante una tira de velcro), una cinta tensora transversal con clip, las cremallera frontales de la cesarea para acceder a su interior, y el acceso mediante cremallera al espacioso hueco inferior habilitado para guardar el saco de dormir.




Respecto a la ventilación, Deuter hace gala del sistema Air Contact Pro que a priori brinda una excelente transpiración. A la hora de la verdad, este sistema es eficaz pero no hay que creerse al pie de la letra todo lo que te dice el engañoso marketing y resulta inevitable tener la espalda ligeramente humedecida por el sudor si llevas una camiseta -aunque es cierto, que no es lo mismo ligeramente humedecida que empapada-.






Personalmente, pienso que el tema más peliagudo de esta mochila es el arnés y su ajuste (aunque hay que tener en cuenta de mi review que cada cuerpo es como es y no hay una morfología humana única, ¡Lo que me ha ido mal a mi puede irte bien a ti o viceversa!).

Las dos varillas planas de aluminio ligeramente curvadas, se encargan de mantener la rigidez en la espalda y hacen que el cinturon lumbar se mueva acorde con el movimiento de nuestras caderas mientras caminamos. Así la mochila no se balanceará demasiado mientras andemos.

El arnés lumbar es bastante ancho, cuenta con un pequeño bolsillo en su parte derecha, posee dos correas tensoras para ajustar su curvatura, y su ajuste se realiza con una unica cinta ancha. Aquí veo un fallo importante, la cinta en vez de estar sujeta en la punta del arnes está en la mitad más o menos, y puesto que tiene una forma más o menos inclinada puede subirse y clavarse en el abdomen entorpeciendo la inspiración si se llevan cargas de más de ~15kg -una autentica tortura china-. Esto se podría haber evitado con un ajuste en X que equilibra la tensión en las cintas (como llevan algunas mochilas de Haglöfs y Osprey por ejemplo). Otro defecto que tiene, es que a mi al menos me ha causado rozaduras tras su uso, supongo que debido a la fricción del tejido de rejilla. Sin duda este es un aspecto que Deuter debe mejorar.

Respecto al arnés de los hombros, es bastante ancho y resulta comodo. Tiene en cada asa una anilla de plástico por si queremos mosquetonar algo, y en su lado derecho una tira de velcro para sujetar el tubo de la camelbag. Queda por decir que la cinta del esternon no tiene un silbato (elemento que suelen incluir bastantes mochilas y que resulta bastante útil), y que no me resulta del todo comoda ya que aunque permite regularse muy bien a lo ancho, su altura es algo a lo que nunca he terminado de encontrar el punto óptimo.

Para regular el tallaje de la mochila, nos servimos de una ancha correa naranja que hay en su parte trasera accesible mediante una solapa plegable. Tirando o soltando la cinta se consigue la altura adecuada de los hombros, y un indicador nos señala la talla adecuada. Para regular la tensión sobre las correas de los hombros, la mochila dispone de dos hebillas logrando así un ajuste más preciso en función de la estatura.






En princpio la cosa pinta muy bien pero lamentablemente a la hora de la verdad la cosa cambia. Se anuncia como una mochila multitalla, pero para tallas menudas -mi 1.73m de altura sin ir mas lejos- no me parece demasiado comoda (eso o que soy un gañán para ajustarla, pero no creo porque he tenido otras mochilas antes). Da la impresión de que esta diseñada para tallas mínimas de 1'80m en adelante y se echa en falta que Deuter no ofrezca diversas tallas para sus modelos.

Opino que Deuter buscando lo mejor ha cogido un poco de todo para lograr la máxima polivalencia, y al final, ha abarcado mucho pero se ha quedado corto en todos los campos por no especializarse. En general es una mochila que me ha gustado bastante y hablaría bien de ella aunque no se si llegaría a recomendaría. A mi modo de ver falla un poco el ajuste en tallas medias, no destaca por su comidad, resulta extremadamente pesada y es demasiado voluminosa. Todo esto hace que no sea recomendable para gente que busca mochilas minimalistas que permitan mucha libertad de movimiento y mire hasta el último gramo de peso. Creo que se podría haber distribuido mucho mejor su volumen para resultar más eficiente, y que Deuter para el precio que pide debe renovar sus modelos porque se está quedando atrás respecto a otras marcas al haber mantenido intacto este diseño durante varios años. Sería una mochila que resultaría para un trekking no demasiado exigente, y no la encuentro muy recomendable para salidas de alpinismo.

Para concluir, si alguien pensaba utilizar esta mochila para esquí de travesia o Snowboard, no sería buena idea puesto que no tiene elementos portaesquis o portatablas (aunque al ser una mochila de trekking igual era mucho pedir).

Pros:

- Innumerables bolsillos.
- Seta extraible y convertible en mochila.
- Posibilidad de disponer de 15L adicionales.
- Muy robusta.
- Buena circulación del aire en la espalda.
- Acceso rápido a cualquier parte de la mochila.
- Muchos detalles útiles.

Contras:

- Elevado precio.
- Excesivo peso.
- Demasiadas correas.
- Bolsillos laterales poco aprovechables.
- Ajuste y comodidad bastante mejorables.
- Muy voluminosa.
- Poco compresible a la hora de guardarla.
- Arneses no desmontables.



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De corredores por Peñalara

Y por fin sonó el Black album de Metallica en los altavoces del coche como manda la tradición, he vuelto.

Parece mentira pero ya hace casi un año de la última vez que pasé por Peñalara con fatídicos resultados, y más de uno desde que me rompí la rodilla en aquella maldita salida en Sierra Nevada. Escalofriante lo rápido que se deja atrás un año.

Para volver a la acción, viendo que la rehabilitación médica apenas me hizo nada por causas que bien podrían tildarse de negligencias, opté por la vía de la autorehabilitación. Me hice con un electroestimulador (que no vendría mal dedicarle una entrada a esta clase de aparatos por si alguien se encuentra en una situación similar), crioterapia con gel frio una o dos veces al día todos los días, estirando y haciendo ejercicios suaves de forma regular para estimular los músculos de la articulación, y yendo al polideportivo a nadar siempre que podía.

Tras dos o tres meses manteniendo esta pseudoterapia he conseguido llegar a un punto en el que un ejercicio intenso no me duele y me noto fuerte, y como ya iba siendo hora de ver un poco de nieve más allá del monitor, tocaba medirse en la montaña para ver como rindo a la hora de la verdad. Viendo que Meteoexploration -que del Aemet ya no me fio- me da un buen parte meteorológico y sabiendo que solo dispongo de un día y por lo tanto, no puedo ir a Gredos, opto por un paseíto por Peñalara.

Como tristemente viene siendo habitual, aunque quiero levantarme a las siete me pego a las sabanas y aterrizo en Cotos a las 10:30, un error que pagó caro al invertir una hora en buscar sitio donde aparcar, para terminar dejando el coche con calzador de mala manera. Además, aunque con esta ya van cinco veces que voy a Peñalara, nunca había ido en coche ni había visto semejante afluencia de domingueros. Supongo que es una consecuencia directa de combinar una montaña fácil, cercana y tener buen tiempo, nada que ver con ir un Martes a las siete de la tarde.

Querría haber hecho alguna foto del parking, pero con el ambiente que había se me quitaron las ganas y opté por cambiarme rapidito y salir cuanto antes de aquel entorno tan agobiante. Cuando llego al mirador de la gitana me vienen cómicos recuerdos de aquella noche infernal con los vientos catabáticos de Peñalara, menuda odisea. Continuo esquivando gente que se para en medio de la senda para hacer fotos entorpeciendo el paso de los demás caminantes, y por fin llego a la caseta del guardia que hay junto a la laguna grande, parece que el ritmo en llano lo mantengo igual de bien, pero cuesta arriba me he oxidado un poco.


Panoramica del Hermana mayor


Mi intención como la mayoría de las veces que he ido, era hacer la ruta circular que va desde la laguna grande a la laguna de los pájaros, sube por los claveles hasta el Peñalara, y continua por dos hermanas hasta bajar a Cotos, pero viendo que está la cosa cargadita de nieve me está llamando más la atención irme por los corredores aunque hubiera que improvisar un poco.

Al final, como bien decía Oscar Wilde "la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella", y trazo una rutilla interesante uniendo todos los corredores que veo más inclinados para darle más emoción.


Recorrido que más o menos creo haber hecho. En el trazado no están diferenciadas las partes que están ocultas


Empezamos por el primero de ellos, que además la nieve está bastante bien y no parece tener ninguna complicación.


Señalando el primer corredor


Cuando empiezo a subir, me doy cuenta de que la nieve quizás no estaba todo lo bien que parecía ya que había una capa fofa de unos 20cm hasta que llegaba a otra más dura, pero tampoco es algo grave. Enseguida cojo a un grupo que llevaba delante y yo me entretengo haciendo fotos.


Escaladores del primer corredor


Sacar el trípode, estabilizarlo y posar con esa pendiente resultaba un tanto complicado, y seguramente resultara otro tanto cómico para los que me veían. Además, como iba con el mochilón de 60L que no destaca precisamente por ser poco voluminoso y fácil de comprimir (que me robaron el de 30L y aún no me he comprado otro) mis movimientos eran un poco más torpes. Pese a todo creo que logré hacer alguna que otra foto interesante mientras remataba de cabeza o paraba de pecho los restos de nieve dura que me llovían desde arriba, ya se sabe que pasa cuando dejas el casco en casa.


Subiendo por el primer corredor


Panoramica del primer corredor


Cuando literalmente piso los talones a los de delante y tras un ameno intercambio de palabras, resulta que tres de ellos pertenecen al club de montaña Candas, siendo Mario uno de los veteranos del club que va acompañando a los otros dos. Mario además de hacerme alguna foto chula, me ofrece apuntarme a su club que además necesitan gente joven. No es mala oferta, la meditaré y quizás me apunte.


Subiendo por el primer corredor


Salida y final del primer corredor


Y poco a poco llegamos a la salida de este primer corredor, y viendo que ellos optan por uno más sencillito, como buen machaca yo escojo el más empinado que vi que si no me complico la vida no disfruto tanto.


Señalando el siguiente corredor


Mientras voy cruzando la gran pala de nieve voy un poco tenso recordando los carteles que advierten del riesgo de aludes, y tras percibir que en determinadas zonas de la pala al pisar cruje y vibra un poco el suelo me ando con extremo cuidado. Mi intuición me decía que si hubiera bajado un esquiador o se hubiera puesto a saltar alguien en esta zona se habría desatado algún alud de placa, pero mejor equivocarse o no comprobarlo.

Al llegar a las zonas sombrías donde se iniciaba el corredor, la nieve estaba mucho más firme –y menos mal-, ya solo queda tirar para arriba. Aquí me fue imposible sacar el trípode y hacer fotos, o incluso hacérmelas a mi mismo estirando el brazo, necesitaba las dos manos y los dos pies bien anclados porque la pendiente en algunos puntos creo que fácilmente podría llegar o sobrepasar por poco los 70º, y voy con un solo piolet... se acabo su uso como bastón para hacerlo en tracción.

Disfruté bastante este corredor hasta que llegue a un punto de nieve blanda en la que había que excavar un poco con el piolet para clavarlo en la nieve dura, y viendo encima de mí un surco fino y recto en la nieve de una posible autodetención estaba con todos los sentidos en alerta. A mi me daba la impresión de que autodetenerse aquí con esta nieve tan blanda y con tanta pendiente estaba un poco difícil.

Conforme avanzo, llego a un pequeño tramo con hielo y me cuesta hincar los crampones y el piolet, menudo yuyu, pero no se que asusta más si eso o lo que me está lloviendo de la cordada que llevo delante. Ya estaba yo preocupado por si tiraban alguna piedra, pero por suerte eran considerados y avisaban cuando veían caer algo.

Y poco a poco llego a una estrecha repisa más o menos horizontal y aprovecho para hacer fotos.


Panoramica del segundo corredor


Vistas al Peñalara desde la repisa


Cuando finalmente alcanzo a la cordada, que iban más lentos que yo por ir asegurándose y metiendo anclajes, charlo un rato con ellos y me busco otro corredor libre y preferiblemente sin hielo. Encuentro uno que me seduce y al llegar arriba me vuelvo a encontrar con Mario y sus compañeros, que muy amablemente me vuelve a hacer una foto y me cuenta que ellos se bajan ya al valle. Nos despedimos y yo como acabo de llegar me voy al Peñalara que tengo muchas ganas de hacer la cresta de Claveles.

De aquí solo me queda un paseo por nieve dura a través de un paisaje lleno de curiosas y punzantes figuras de hielo y nieve creadas por el viento, mientras iba pensando en lo mucho que he disfrutado haciendo los corredores, las ganas que le tengo a la norte del Mulhacén, el sueño de visitar las cumbres de los Alpes... y por encima de todo el subidón que brinda el saber que tu lesión aparentemente ha pasado a mejor vida y vuelves a estar activo.

Entre pitos y flautas acabo llegando al Peñalara, aunque me he sentido bastante viejuno mientras subía la pendiente que hay hasta él. O he perdido aclimatación a la altitud o resistencia al ejercicio aeróbico, o ambas cosas, pero me da lo mismo porque tengo una sonrisa de oreja a oreja que casi parezco una caricatura.


Cumbre del Peñalara


Tras la correspondiente foto de rigor y el correspondiente banquete a base de helados de bocadillos y frutos secos, a los claveles que voy. Sin embargo, hay una nube puñetera que se acerca a lo lejos sin prisa pero sin pausa y hace que tenga la mosca detrás de la oreja, pero como tengo ascendencia aragonesa aunque sea de Madrid, la terquedad la llevo en la sangre y una nubecita no me va hacer dar marcha atrás.

Me despido del Peñalara...


...y saludo a la arista de claveles


Cuando llego al cartel de madera que señala el tiempo al puerto de neveros, la nube de marras me alcanza y otra vez me veo envuelto en un manto de niebla -que recuerdos-. Aunque apenas se distingue el suelo del cielo por el White Out, no hace un viento huracanado ni mucho frio, así que no me importa demasiado.

Encuentra las diferencias:


Febrero 2010


Julio de 2008


Con cuidadito y asegurando bien donde piso, termino la arista de Claveles que nunca la había hecho en invierno, y trato de encontrar la cuesta que baja a la laguna de los pájaros. Y digo trato porque no la encontraba, aunque esta vez aprendí la lección y siendo precavido me llevé una manta térmica y una funda de vivac por si pasara lo peor, aunque viendo como estaba el panorama no parecía que me fueran a hacer ninguna falta.

Pensando que igual podía acabar en la granja de San Ildefonso si seguía en línea recta, y que se me estaba haciendo muy larga la arista, opte por hacer como hice en Abril y me puse a rastrear unas huellas recientes. Encontré un rastro y lo seguí sin tener ni la más remota idea de a donde me llevaba, pero como las huellas bajaban seguramente sería de alguien regresando a Cotos. También pensaba en lo cómico que sería seguir unas huellas que hacen un ocho o un circulo hechas por alguien con un peculiar sentido del humor, aunque no era el caso.

Y así no sé muy bien por donde llegué a una zona más o menos llana, señal de que la cosa iba bien. Así que nada mejor como sacar la cámara para inmortalizar el “bello" paisaje (y de paso comer algo). A ver quién es capaz de distinguir el cielo del suelo.


Ni veo ni sé donde estoy


Y maldiciendo en todas los idiomas que sé la maldita niebla que me impide fichar otros corredores sugerentes de esta zona para hacerlos otro día, continuo con un paisaje bastante monótono por su monocromía, hasta que ya por cinco lagunas decide irse a acosar a otro que le brinde más entretenimiento. Aunque en esta zona no veo ningún corredor que me guste, si puedo ver alguna pequeña cascada de hielo, y como no tengo ninguna prisa compruebo que tal agarran los crampones y el piolet en hielo puro –y respirando aliviado por saber que no tengo que escalar en esas condiciones-. Tras pasar un ratito haciendo el tonto y poniendo en práctica algo de teoría sobre la incidencia de la punta del piolet, formas de pegada y resistencia del hielo, continuo avanzando sin menor dificultad hasta el circo.

Es una verdadera lástima que las nubes me tapen el sol y no me dejen ver como se pone entre las cumbres, pero al menos si puedo ver los colores del atardecer en el cielo mientras contemplo el circo. Que rabia me da no poder quedarme a dormir por aquí y más aún tener que volver a la civilización, pero hay que saber ponerle fin a una actividad.


Atardecer en el circo de Peñalara


En el poco tramo que me quedaba hasta Cotos seguía con mis ensoñaciones y reflexiones, ¿Qué se les pasaría por la cabeza mientras ascendían Ueli Steck los Grandes Jorases y Bonatti el pilar suroeste del Dru? ¿Podré algún día hacer algo parecido? ¿Encontraré alguna vez a uno o varios buenos compañeros de cordada que tengan las mismas aspiraciones que yo e igual o superior nivel?... y con estas preguntas y otras tantas que solo el tiempo responderá, me alejaba de la montaña recordando una salida corta pero intensa -y unas señoras agujetas-, que se une al ranking de las que más he disfrutado y que ya me hace estar impaciente por regresar. Solo queda introducir la llave y hacer contacto, hoy para volver, algún fin de semana de Marzo para hacer la norte del rey moro.

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