¿Porqué escalamos montañas?
Una vez alguien me dijo en relación a un libro de técnicas de montañismo invernal que estaba leyendo:
-Puf, eso tiene que ser peligroso a más no poder, además poder morir por llegar a una cima para echar un vistazo y luego tener que bajar lo veo absurdo, y más teniendo mi cama calentita, mi ducha y mis comidas decentes... Me siento más seguro en el suelo que es horizontal que colgado de una cuerda o escalando.
Razón no le faltaba en las privaciones y en las condiciones a las que uno se ve expuesto desde luego. Renuncias a una alimentación más sabrosa, renuncias a la comodidad, renuncias a una higiene en condiciones, renuncias al calor, renuncias a la seguridad, en ocasiones renuncias a la compañía y la comunicación, en ocasiones muy extremas renuncias a una buena salud... ¿Quién iba a querer despojarse de esos lujos que te ofrece vivir en la ciudad? Parece que el conformismo no esta tan mal después de todo.
Pero luego de entre toda la fauna humana hay una clase de gente que se pregunta; ¿Y si...? ¿Qué habrá...? y otras muchas cuestiones mientras se aventuran dar el paso. Unos se quedan en el montañismo y el paseo por el campo como afición, y otros van un poco más allá y prefieren llevarlo a una forma de vida, y solo así es cuando se experimentan ciertas cosas.
Es cuando a cambio se te proponen los desafios que al superarlos dejan una más que agradable sensación, grabándose bien profundo en la mente. Es cuando la naturaleza te brinda sus mejores vistas, creaciones y paisajes que se reserva a unos pocos, brindándote la oportunidad de saborearla en todo su esplendor. Es cuando saca verdaderamente lo que llevas dentro y te ayuda a conocerte mejor a ti mismo y a los que te rodean. Es cuando puedes reencontrarte con tus raices al no ser tan tecno-dependiente, y sentirte uno más con el medio de una forma sostenible.
Son tantas cosas a cambio de otras, que a mí al menos si me compensa el trueque (o para algunos, sacrificio). Para mi paradójicamente, las situaciones en las que te expones a tus temores, al vértigo, al frío, a la desorientación, a la soledad, al riesgo, o a los temibles momentos en los que literalmente tienes tu vida en tus manos con las pulsaciones disparadas, me hacen sentir muy vivo. Realmente eres más consciente de la fragilidad humana y su finitud, y en consecuencia valoras más tu existencia. Nada como la recompensa de la superación de tus miedos, y aunque es más difícil, nada como hacerlo en buena compañía compartiendo los mismos deseos.
Mucha gente tiene sus motivos para ello, y sus montañas. Sean en forma de llegar a fin de mes, manteniendo a una familia o superando otros retos que se cruzan en la vida, pero creo que no me equivoco al decir que solo hay un camino que conduce la felicidad. Y no es por la fama y el dinero, si no sintiendo lo que se hace.
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